Para la utilización del software previamente se incorporaron al mismo los resultados de resistencias residuales de los ensayos de caracterización, según norma UNE-EN 14651.
La norma UNE-83510 evalúa la efectividad de las fibras. El ensayo consiste en estirar la fibra hasta conseguir que rompa. Cabe recordar que fibras metálicas antes de romperse experimentan una deformación plástica.
La fuerza antes de romperse o deformarse se llama resistencia a la tracción y se da en valores de esfuerzo por unidad de superficie de la sección transversal de la fibra ( N/mm2). Una fibra de contenido bajo o medio de carbono, se caracteriza por tener una resistencia a tracción entre 400-1500 MPa.
La dosificación se define como la cantidad de fibras (kg) por metro cúbico (m3), a una mayor cantidad de fibras incorporadas en un hormigón, éste tendrá mayores prestaciones. No obstante, sobrepasarse de la cantidad necesaria puede ser contraproducente debido a la formación de erizos y baja trabajabilidad a causa de la reducida fluidez de la pasta; por estos motivos es necesario calcular mediante un software informático la dosificación óptima para cada caso.
Posteriormente para cada tipo de obra, se incorporan los valores del terreno y las hipótesis de carga que va a soportar la solera, tales como estanterías, carga distribuida, tránsito de carretillas y camiones
Respecto a la dosificación, es importante destacar, el efecto que tienen las fibras en la consistencia del hormigón. Las fibras incrementan la viscosidad de la pasta cementosa debido a su rigidez estructural, modificando los valores del cono de Abrams (ensayo que nos permite conocer la consistencia que tiene el hormigón por su relación agua/cemento)
La solución a la pérdida de fluidez es la utilización de aditivos superplastificantes; los mismos se encargan de incrementar la capacidad de fluir de la pasta de hormigón sin modificar la relación agua cemento hasta un máximo del 5% de su peso. Estos aditivos modifican la consistencia del hormigón, mejorando así su trabajabilidad
Como ya se ha comentado con anterioridad, con dosificaciones bajas, los problemas de amasado se reducen de igual forma que con contenido de árido fino y a esbeltez de fibra más baja. El orden de llenado es decisivo, como norma general las fibras se incorporan junto al árido o justo después de introducirlo a una velocidad lenta, 20 kg y 60 kg por minuto con la máxima velocidad de giro para el mezclador, con la intención de asegurar la máxima homogeneidad del hormigón.
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