La carrera hacia el "Cu-free" fijó en 2021 su primer objetivo. A partir de entonces, el material de fricción vendido en Washington y California solo podrá contener un 5% de cobre en su composición
Aunque la semilla de este desafío se plantó en dichos estados, esta preocupación ambiental ha crecido hasta convertirse en una tarea imperante para ingenieros de materiales de todo el mundo. Esto va más allá de un simple requisito ecológico, a lo largo de los años se ha convertido en uno de los principales «drivers» en nuestra industria, ya que los fabricantes de sistemas de frenos y vehículos están pidiendo formulaciones bajas en cobre y sin cobre como requisito obligatorio, en contraposición a la tendencia de no hace muchos años, cuando ver esos puntos rojizos y brillantes en la pastilla de freno era un rasgo distintivo para destacar entre sus competidores
La funcionalidad del cobre radica en su capacidad para eliminar el calor de la interfaz de la pastilla de freno gracias a su alta conductividad térmica, a la vez que refuerza la matriz y forma mesetas primarias, lo que aumenta la estabilidad en el «fade» y reduce el desgaste
No ha surgido todavía una solución única como reemplazo directo. Sin embargo, muchas empresas tienen cierta urgencia para, al menos, reducir el contenido de cobre en sus formulaciones, pero al mismo tiempo, no pueden reducir la calidad de sus productos finales
La alternativa más inmediata a considerar es el latón, ya que esta es la aleación con las propiedades más similares y con un costo menor, aunque con un contenido reducido de cobre. Sin embargo, las virutas de latón reciclado disponibles en la industria contienen entre un 1 -3% de Pb, a diferencia del cobre, que generalmente está disponible en su forma pura, sin Pb en su composición