El hormigón proyectado a presión con fibras de acero o fibras poliméricas estructurales produce una capa con capacidad para soportar diferentes cargas en función del espesor, referencia y dosificación, permitiendo al hormigón ser utilizado como soporte de las superficies. Deben utilizarse fibras especialmente diseñadas para la aplicación, generalmente de entre 30 y 35 mm de longitud con un diámetro entre 0,5 y 0,75 mm.
La solución tradicional con malla representa no solamente mayor dificultad en la puesta en obra, sino que requiere de una cantidad de hormigón mayor, en comparación con la solución con fibras especialmente diseñada para la aplicación. Las fibras se distribuyen de forma homogénea durante el mezclado del hormigón antes de ser proyectado y esto afecta positivamente a la reología, disminuyendo el índice de rebote. Por tanto es una solución que aporta mejoras en la eficiencia del proceso y también en la sostenibilidad de la aplicación, al disminuir el uso de un material de alto impacto ambiental como es el hormigón
Las fibras en el hormigón proyectado se distribuyen de forma homogénea y constituyen una armadura tridimensional resistente capaz de soportar apreciables deformaciones, manteniendo la resistencia debido a la ductilidad, evitando la propagación de fisuras y disipando la energía de deformación. La adición de fibras permite disminuir el espesor para un mismo refuerzo y reducir el coste de la obra.
El hormigón proyectado, también llamado gunita, sella rápidamente la superficie y evita la alteración y descompresión, forma un anillo de hormigón que trabaja para evitar el cierre y se usa a menudo en combinación con el bulonado.
Tras las operaciones de sostenimiento puede ser necesario un sostenimiento secundario definitivo, llamado revestimiento, cuya misión puede ser simplemente estética, para evitar filtraciones o para mejorar la ventilación. Generalmente, el revestimiento se ejecuta con hormigón encofrado.
El hormigón proyectado con fibras es habitualmente utilizado en la estabilización de taludes o laderas que requieran una ejecución rápida, un refuerzo dúctil para evitar desprendimientos y con capacidad de adaptarse a diferentes superficies. La incorporación de las fibras al hormigón, asegura este tipo de solución, proporcionando propiedades de mayor resistencia a fatiga del terreno.
Existen múltiples técnicas que, adecuadas al tipo de problemática existente en el talud, permiten garantizar la seguridad en la zona afectada por desprendimientos, aunque la gunita es una de las técnicas más utilizadas.
El hormigón proyectado con fibras ofrece múltiples posibilidades, en algunas ocasiones se combina con técnicas como la malla anclada con bulones, para conseguir una solución integral. Incluso para mejorar su integración paisajística, pueden adicionarse colorantes que se asemejen a la tonalidad rocosa de la zona.
Las fibras de acero incorporadas al hormigón proyectado, son utilizadas en las excavaciones mineras, donde proporcionan un refuerzo dúctil, ajustándose a requisitos estáticos y de durabilidad. La colocación de la malla es compleja en estas aplicaciones y requiere mayor cantidad de hormigón para asegurar una correcta adherencia y que no se genere porosidad.
El hormigón con fibras se proyecta a alta presión lo que hace que se densifique y se forme al instante una estructura compactada. Dependiendo del tiempo de fraguado, puede aplicarse en cualquier ángulo, incluso verticalmente.
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