Desafiando el statu quo: Resinas fenólicas y rotores de hierro fundido

La industria de la fricción tiene una larga historia de lucha contra el impacto medioambiental y sanitario de sus componentes principales. Pensemos en la crisis del amianto, la eliminación del plomo de la gasolina (un potente recordatorio de que la solución de ayer puede ser el problema de mañana), las restricciones sobre el cobre y, ahora, las estrictas normas de emisiones EURO7. Estas normativas, aunque a veces se perciben como meros impulsos políticos, nos están obligando a reevaluar la base misma de los materiales de fricción.

Durante décadas, las resinas fenólicas han sido la columna vertebral indiscutible de las formulaciones de materiales de fricción. Pero a medida que nos enfrentamos a normativas medioambientales más estrictas y a problemas de salud, incluso esta piedra angular está siendo sometida a escrutinio. Del mismo modo, EURO7 pone en el punto de mira los rotores de hierro fundido, considerados durante mucho tiempo un componente indispensable de los sistemas de frenado. Sin embargo, su desgaste contribuye significativamente a las emisiones de partículas, lo que suscita preocupación por la calidad del aire y la salud humana.

Auge y declive del plomo en la gasolina: Un cuento con moraleja

Aunque aparentemente no tiene nada que ver con las pastillas de freno, la historia del plomo en la gasolina nos recuerda cómo la solución de ayer puede convertirse en el problema de mañana. Introducido en la década de 1920, el tetraetilplomo fue aclamado como un aditivo milagroso que aumentaba el rendimiento de los motores y reducía el golpeteo. Sin embargo, esta «maravilla técnica» enmascaraba una siniestra realidad. Las emisiones de plomo contaminaban el aire, provocando una intoxicación generalizada por plomo, especialmente perjudicial para el desarrollo neurológico de los niños.

A pesar de las preocupaciones iniciales, la industria restó importancia a los riesgos, dando prioridad a los beneficios a corto plazo frente a las consecuencias a largo plazo. Tuvieron que pasar décadas de investigación y defensa antes de que se reconocieran plenamente los devastadores efectos de la gasolina con plomo sobre la salud y el medio ambiente. La eliminación progresiva, que comenzó en la década de 1970 y culminó con una prohibición mundial en 2021, supuso una importante victoria para la salud pública y la protección del medio ambiente.

Este cuento con moraleja encierra valiosas lecciones para la industria de los materiales de fricción. Al navegar por el complejo panorama del rendimiento y la sostenibilidad, debemos adoptar una perspectiva a largo plazo. Las normativas como EURO7, aunque a veces se perciben como meros motores políticos, son cruciales para salvaguardar la salud pública y el medio ambiente. Debemos ir más allá de la mera reacción a estas normativas y buscar proactivamente soluciones que den prioridad tanto al rendimiento como a la seguridad, sin comprometer el futuro.

La aparición de nuevos actores y la innovación colaborativa

Precisamente en esta coyuntura, en la que la columna vertebral de la industria se encuentra en entredicho, la colaboración y la diversificación adquieren una importancia aún mayor. Los nuevos actores, armados con tecnologías innovadoras y nuevas perspectivas, pueden desempeñar un papel crucial en la configuración del futuro de los materiales de fricción. La tecnología de revestimiento por láser, por ejemplo, permite modificar los rotores de hierro fundido para mejorar sus prestaciones y reducir las emisiones. Del mismo modo, la resina ResiCare de Michelin ofrece una alternativa sostenible a las resinas fenólicas tradicionales sin necesidad de revisar por completo los procesos de fabricación. Esta compatibilidad garantiza una transición más suave y una adopción más amplia, acelerando el cambio hacia soluciones más sostenibles.

Colaboración y diversificación: El camino a seguir

En RIMSA somos conscientes de que recorrer el complejo camino entre rendimiento y sostenibilidad requiere algo más que una única solución. Por eso apostamos por la colaboración, el intercambio de conocimientos y una cartera diversificada de tecnologías para abordar los retos cambiantes de la industria de los materiales de fricción.

Nuestra empresa conjunta, Innovamat, ejemplifica este enfoque, centrándose en el desarrollo de una amplia gama de aditivos, minerales y lubricantes de alto rendimiento que responden a diversas necesidades y aplicaciones. Adoptando esta estrategia multifacética, podemos crear colectivamente una industria de materiales de fricción de alto rendimiento y responsable con el medio ambiente.